La Decadencia de Barranquilla
Atenógenes Blanco Malabet, 1997
 
  Barranquilla fue llamada por el Presidente Mariano Ospina Pérez, "LA PUERTA DE ORO DE COLOMBIA". Esta deferencia es de las pocas que esta ciudad ha recibido del Centralismo glotón, y también de las pocas que se le han dado por parte de un político y menos siendo Presidente de la República. Antes por el contrario, siempre que se piensa , desde el interior del país ,en Barranquilla , se despliega una imagen estereotipada, enquistada en la mentalidad paramuna como una ciudad en la que todo transcurre en medio de una eterna rumba y cuyos dirigentes son "costeños" sinónimo, según los interioranos, de flojos, incumplidos y ladrones.

Y estos conceptos, aunque hoy no son del todo insultantes y gratuitos para la dirigencia de la ciudad, en una época no lejana, eran francamente calumniosos e irresponsables.

Barranquilla , desde su fundación , se caracterizó por ser un Oasis de paz, "el mejor vividero del mundo", como lo han llamado miles de personas que,por una u otra razón, han pasado temporadas en esta ciudad pudiendo medir el ambiente , la manera de ser de sus gentes y que han terminado practicando la filosofía del barranquillero, descomplicada, sincera y servicial.

También se puede decir, sin temor a equivocación alguna, que Barranquilla se fundó por necesidad de remanso, por ser sitio privilegiado geográficamente, por tener el camino expedito de afuera hacia adentro y a la inversa. Por eso fue llamada "Puerta". Su sociedad se formó y se estratificó naturalmente, sin precipitaciones, sin avalanchas sociales, ubicándose cada núcleo formativo de la misma en capas sociales normales en un conglomerado con cultura hispánica, con arquetipos de conducta heredados de tiempos inmemoriales y que eran parte esencial de la cultura de sus fundadores pero que en ningún momento eran fruto de cataclismos sociales ni de degeneraciones culturales por economías emergentes y, mucho menos, por desplazamientos proletarios, por miserias ambientales o por plagas sociales que imprimen caracteres fatales a conjuntos humanos en formación o en desarrollos tempranos.

La ubicación de sus estratos humanos se hizo por lo tanto, de forma que pudiera denominarse "natural". De esta manera, con el devenir de los tiempos configuró y presentó a los ojos de propios y extraños, los defectos y cualidades de toda urbe en crecimiento pero siempre con un sello de progreso, de pujanza y de civismo que hasta hace poco tiempo era reconocido ampliamente y en todos los niveles nacionales e internacionales.

Estas características y muchas otras difíciles de puntualizar pero en ningún caso gratuitas, fueron provocando la inmigración de gentes que llegaron con otras culturas, con otros conocimientos y que se mezclaron con la gente nativa irrigando con sangre y conocimientos nuevos el tronco de la sociedad que se estaba configurando.

Comerciantes, profesionales, banqueros, maestros, literatos y muchos más; seres humanos con cualidades personales excelsas fueron definiendo una primera generación de fundadores, no de la ciudad ,sino de la sociedad barranquillera , que mas adelante, afianzaría todas las cualidades antes mencionadas.

Sobre esta plataforma humana, se fue edificando el desarrollo natural de la urbe. De sus títulos políticos de Caserío, fue pasando al de Villa, Municipio y Ciudad Capital de un Departamento de Colombia. Cada uno de estos avances era celebrado por sus gentes como un verdadero premio a su civismo, como un derecho natural por sus méritos y se procuraba que estas efemérides quedasen para siempre brillando como estrellas en los himnos, en los escudos ,en los blasones de la ciudad. Cada barranquillero que nacía, recibía de sus mayores, de una forma u otra, estos signos, estas tradiciones, estas disposiciones oficiales, como parte de un bagaje espiritual que lo acompañaría toda su vida y que debía atesorar, mejorar y traspasar a sus descendientes sintiéndose así, parte de una cadena humana que aunque desapareciese por la acción del tiempo, siempre estaría presente en sus calles, en sus modestos monumentos, en sus fiestas tradicionales, en sus alegrías y en sus éxitos.

Se podía decir que Barranquilla tenía su propia biocenosis, que su sociedad se nutria de si misma y por si misma sin olvidar la importancia de lo foráneo. Como si fuese un organismo biológico, sus desechos sociales estaban en proporción inferior a sus aprovechamientos; su metabolismo intelectual era selectivo y solo medraba en él lo que fuese positivo o aumentase el caudal de su acervo moral e intelectual y lo que ,de alguna manera era nocivo, la misma sociedad, sin violencia, sin aspavientos y muy civilizadamente se encargaba de rechazarlo y desecharlo, colocándolo casi caritativamente en su posición normal donde , o se quedaba para divertir a los que también se quedaban rezagados en el desarrollo de la urbe o se perdía en la noche de los tiempos recordándose apenas como antiguas costumbres de la vieja Barranquilla que se consideraban ridículas o de mal gusto.

Se podría decir, de acuerdo a lo anterior, que Barranquilla fue estableciendo por la inercia propia de los procesos formativos en toda sociedad, varias capas o estratos. Fue formando una clase dirigente creadora, que dirigía y mejoraba al mismo tiempo a un cuerpo social sano, vigoroso, de empuje, resistente a unas condiciones climáticas y ambientales, no siempre las mejores, que por ser propias de una zona tropical eran y han sido siempre exageradas, ubérrimas, gigantescas que exigían una resistencia superior a la normal; lluvias inclementes, calores agobiantes, tierras áridas, vientos huracanados y humedad fuera de lo común.

Sin embargo la ciudad progresaba. Su trazado urbanístico llegó a ser uno de los mejores de Sur América habiendo sido puesto de ejemplo en publicaciones especializadas sobre el tema en otros países, como en Brasil, por ejemplo.

Su clase dirigente no se contentaba con el mercado y el comercio locales, se proyectaba al exterior y cubría todos los posibles campos desde donde se formasen empresas, grandes negocios, ambiciosos proyectos. Por eso, llegó a ser Barranquilla el primer Puerto Marítimo y Fluvial de una nación. Por eso, también, nació en Barranquilla la Aviación Comercial de Colombia, el Correo Nacional, sus Empresas Publicas fueron ejemplo para el resto del país y su acueducto era motivo de orgullo para los barranquilleros y motivo de admiración para los foráneos.Su Empresa de Teléfonos era, como decía orgullosamente su gerente, "una tacita de plata". Sus empresas textileras fueron las primeras de Colombia,siendo las que estructuraron la actual industria textil del país. Su paz laboral era tradicional y propia de un pueblo satisfecho con su trabajo y de unos patronos capaces, humanos, sin la lujuria del poder y del dinero.

Sin embargo, siempre que se estudia el desarrollo de los pueblos, de las civilizaciones, de las culturas, hay que detenerse en lo que Arnold Toynbee llama con mucha propiedad "El Estado Universal". Situación que se vive cuando el conglomerado humano llega, por acumulación de "méritos", a dejar de sentir el estímulo que lo impulsa a actuar porque se conforma con la situación de aparente bonanza que está viviendo. Todas las civilizaciones estudiadas por Toynbee, desde los Egipcios, pasando por los Griegos, los Romanos y los distintos Imperios que en el mundo han sido, empezaron a decaer precisamente en el momento en que más poder tenían, cuando más territorios dominaban y cuando su cultura brillaba con mayor fulgor, porque en esos momentos perdieron el estímulo que los impulsaba a ser más, le necesidad de superar los obstáculos propios de su desarrollo se les minimizó y se creyeron dueños para siempre de la situación de bonanza y prosperidad que atravesaban.

No es descabellado pensar que a Barranquilla le pudo pasar lo mismo. Su pueblo se durmió en sus laureles y sus dirigentes dejaron de ser "águilas caudales" para convertirse en hombres de corta visión. Dejaron de pensar en grande. Los que estaban en posición de tomar las banderas de trabajo, de creación, de dirigencia que traían sus mayores, poco a poco fueron dejando de ser una clase dirigente creadora cayendo en un facilismo corrosivo para convertirse en una clase dirigente dominante.

Una de las principales características de la ciudad se convirtió, por la falta de prevención de sus dirigentes del momento, en su principal enemigo. Sus puertas abiertas de par en par por la característica social de sus gentes, brindaron abrigo, solaz y trabajo a una gran cantidad de desplazados por la violencia que desangraba otras regiones colombianas. Masas de verdaderos proletarios fueron llegando a la ciudad y fueron, a su vez, trayendo a sus familiares y se fue esparciendo por todos los ámbitos nacionales el concepto de paz, de fraternidad ,de tranquilidad que siempre había vivido Barranquilla .Pero así como llegaron elementos buenos y trabajadores, también llegaron verdaderos antisociales, lumpens de otras partes, y, tanto unos como otros llegaban con la característica del desplazado, sin raíces familiares que los hicieran amar porque sí y por sobre todo, el sitio que los acogía.

Sus tradiciones y costumbres eran solo para ellos. Venían con unas características sociales completamente distintas a las de los barranquilleros. No podían, al menos fácilmente, congeniar y mezclarse con los habitantes de la ciudad como sí lo hicieron los inmigrantes que llegaron en proporciones adecuadas y no en avalancha ni huyendo de otros males sino con deseos de trabajar y de progresar en un sitio que por otras circunstancias consideraron ideal para vivir.

Esta masa humana cambió por su volumen, la biocenosis del pueblo barranquillero. Alteró,por la presión que ejerció sobre una clase dirigente no creadora, que no supo sacar provecho de semejante inyección humana, la vida ciudadana. Desbordó la capacidad de los servicios públicos de una ciudad en crecimiento y truncó la madurez que adquiría la ciudad en forma gradual, armónica y tal como adquiere su madurez un ser humano joven, que se abre a la vida y que no está en capacidad para vivir situaciones emocionales y económicas distintas a las que viven y manejan las personas de su edad.

En la naturaleza, cuando por distintas circunstancias, se alteran los procesos naturales que tienen que ver con la multiplicación y muerte de las distintas especies que viven en un determinado entorno, se rompe el equilibrio natural de ese entorno. En Australia, por ejemplo, cuando proliferó una gramínea que asfixiaba a otra gramínea que, a su vez, era el principal nutriente de las ovejas, materia prima de la Industria Lanar, primera fuente de ingresos de Australia, sus dirigentes importaron conejos de Europa, con el propósito de que estos comiesen de la gramínea asfixiante. Pero no tuvieron en cuenta la capacidad de multiplicación de los conejos que llegaron a poner en peligro la economía australiana al acabar con otras gramíneas que servían de alimento a los ciervos y demás animales silvestres lo que a su vez se convirtió en un verdadero caos pues al desproporcionarse los números de una u otra especie, se rompió el equilibrio natural que mantenía la biocenosis de ese país. Lo cual costó mucho dinero, tiempo y esfuerzos para ser corregido.

Algo parecido sucedió en Barranquilla. Parte de la clase dirigente del momento lo único que pudo hacer ante semejante avalancha fue aprovecharse de ella. En vez de crear algo, vio la forma de dominar algo. Y este algo. fue el deseo natural de todo desplazado a tener un techo, a cualquier costo y sin importar cualquier sacrificio de comodidad y de salud que se tuviese que hacer.En la ciudad existían casi por costumbre, diferentes tertuliaderos que se formaban precisamente por el carácter comunicativo y abierto de sus gentes. A ellos acudían intelectuales, hombres de negocios, profesionales etc. que en sus ratos libres se reunían para comentar y discutir sobre diversos temas. De esas tertulias salieron muchos y muy buenos proyectos y planes que se pusieron en práctica en su debido momento. Pero lamentablemente no siempre fue así. En una de estas tertulias, se originó y se llevó a cabo un proyecto nefasto para la ciudad. Gracias a los consejos de unos elementos precisamente no barranquilleros, se planeó y llevó a cabo lo que se llamó en ese momento, Las Invasiones. Dicho proyecto consistía en lo siguiente: Se reunía una determinada cantidad de dinero y se buscaba un dueño de terrenos baldíos circundantes a la ciudad, preferiblemente de bajo costo, terrenos que si tenían dueños, eran viejos e ignorantes que poseían esas tierras de muchos años atrás y si no los tenían, se los inventaban o los denunciaban, por medio de terceras personas, como bienes mostrencos los cuales se hacían adjudicar a los denunciantes.

Una vez ubicado el terreno que querían, reunían entre todos la cantidad de dinero necesaria y compraban el terreno siempre por un precio ínfimo- Lo escrituraban a nombre de un testaferro y procedían a invadirlo para lo cual reclutaban "tenientes" como los llamaban, para que de la masa proletaria hambrienta y sin techo, sacaran y condujeran a los invasores del terreno escogido quienes de la noche a la mañana caían sobre los predios, como plaga de langostas, posicionándose cada uno de la tierra que pudiesen apropiar en medio de una descomunal barahúnda.

Una vez logrado esto, el testaferro denunciaba la Invasión ante la Nación y con la ayuda de un político que vivía y tenia grandes influencias en Bogotá, se hacían pagar la tierra a precios escandalosos como "indemnización" por la invasión sufrida y todos quedaban felices y con mucho dinero en sus bolsillos.
De esta dolosa practica podemos mencionar los nombres de Lipaya, Me Quejo, Sourdis, La Chinita, La Manga, La Sierrita y varios mas que se me escapan pero que se constituyeron en "barrios" de Barranquilla. En zonas populosas que desbalancearon todos los servicios públicos de la ciudad, su economía, sus recursos para dar trabajo y educación a tanta gente, para atender sus necesidades de salud y cuya carencia los convirtió en resentidos sociales, en carne de urnas, en población carcelaria latente.
Vale la pena relatar aquí, que ese grupo recibió su justo castigo. En una operación que falló porque se murió repentinamente en Bogotá el político que los ayudaba, perdieron los millones que se habían ganado en invasiones anteriores. Los terrenos de un globo llamado Manchester, no pudieron ser repagados por la Nación y sus dueños, los tertuliantes de marras, se quedaron siendo dueños de unos terrenos, que aparte de la Nación, manipulada por el fallecido político, nadie quería pues no tenían valor alguno. Fue planeada esta operación como la operación para "retirarse" y, efectivamente, los retiró pero habiendo perdido todo lo que se habían ganado.

Sin embargo, el mal no quedó de ese tamaño. El caudal humano que seguía aumentando la población de esos asentamientos de desplazados tenía un gran valor electoral para los políticos de turno. Una nueva generación de políticos, hijos o parientes de los anteriores prohombres para quienes era un honor ser concejal, diputado, representante o senador y que verdaderamente servían a su ciudad porque les dolía su apellido, porque valoraban y temían el dedo acusador de la opinión publica, fueron perdiendo esa vergüenza cívica y se entregaron a un Nirvana social, intelectual y político, precisamente porque nacieron y crecieron en una abundancia, en un Estado Universal, en una sociedad que creía tener todo hecho y nada por hacer. Sin ningún reato de conciencia y con una sagacidad digna de mejor causa, vieron, en esa masa humana un envidiable caudal de votos. Sin embargo, y aunque parezca increíble, la masa no los conocía porque eran desplazados foráneos, sin arraigo alguno en la ciudad y de la que los aspirantes locales a las corporaciones publicas, hábilmente, fueron extractando sus secuaces , sus alter egos, sus famosos capitanes electorales. Estos negociaron con lo políticos barranquilleros un estatus, una ubicación, un nombre, a cambio de movilizar a favor del interesado a tal o cual barrio, a tal o cual paisanaje, a tal o cual colegaje. Fueron apareciendo entonces en las listas al Concejo, a la Asamblea y hasta a las altas Corporaciones, nombres de individuos que no eran de Barranquilla ni tenían ninguna clase de ancestro en la ciudad. Se organizó de esta forma el Caciquismo mas aberrante y la compra de votos mas descarada y denigrante que haya presenciado ciudad alguna en Colombia. Ganaba las elecciones quien mas dinero tenía para comprar votos, quien mas colocaciones repartía entre sus capitanes y quien menos escrúpulos tenía para apropiarse a la luz publica, de los distintos presupuestos tan celosamente manejados por los políticos de antaño.

Los administradores de la cosa pública dejaron de ser barranquilleros. Sus jefes políticos se repartían los distintos Organismos de la Administración Municipal como quien se reparte un botín de guerra: A Fulano le toca las Empresas Publicas Municipales, a Zutano, la Dirección del Tránsito, a Mengano, la Telefónica y así sucesivamente entrando a saco y como Pedro por su casa en los presupuestos de cada entidad. Se compraban y vendían conciencias y se hacían nombramientos sin el menor soporte de proeficiencia por parte del empleado al cual se le cobraba una cuota de su sueldo para ser entregado al político de turno. Personas con sueldos insignificantes, salían ricos del puesto público que ocupaban y era un "quítate tu para ponerme yo" sin que nadie pidiera cuenta ni responsabilidades por lo que ocurría. Una vez mas, Barranquilla fue pionera, pero esta vez , tristemente, del famoso "Clientelismo" que, a partir de nuestros lares, hizo carrera en el ámbito nacional.

Lo lamentable es que esta situación persiste a pesar de las criticas. Los políticos actuales están tan descarados y les importa tan poco que los señalen, que aunque el pueblo raso los señalaba con el dedo en la posesión de un alcalde reciente, siguen postulándose porque saben que ya se acabó la opinión publica en la ciudad. Porque sus periódicos difícilmente dicen algo que vaya en contra de sus intereses y de los intereses de las familias y grupos políticos que los poseen, así como sus emisoras y órganos de opinión son un reducto de vulgaridad y mal gusto,pues ya las palabras Independencia de Criterio, no significan nada. Seguimos sin producir elementos capaces de manejar la ciudad, de acabar con la Indisciplina Social que nos caracteriza. Nuestros últimos alcaldes no son barranquilleros, ni los próximos, pues, en esta fecha ,los que se han lanzado para las elecciones de Octubre, tampoco lo son. A los concejales no los conoce nadie en la ciudad, salvo honrosas excepciones que son una minoría absoluta y que por lo tanto es muy poco lo que pueden hacer.

Barranquilla perdió su identidad. Se desvanecieron y perdieron sus tradiciones vernáculas. Hasta sus Carnavales, alma y nervio de la alegría ciudadana que anualmente permite la manifestación publica del carácter barranquillero en forma total y desprevenida, dejó de ser algo natural y autóctono para convertirse en un mosaico desordenado y ahora dividido en los "Carnavales del Norte y Los Carnavales del Sur", en una maquinaria electoral disfrazada y en un desfile donde poco a poco las danzas tradicionales han sido reemplazadas por verdaderas guachafitas formadas con fines exclusivamente comerciales y bajo la visión del festejo que en ese momento tenga el gerente de turno, casi siempre foráneo, en la firma comercial que las patrocina.

Ya las tradiciones de Semana Santa no existen. Ya los famosos y alegres "Angelitos" del 1 de Noviembre fueron remplazados por el "Halloween" al cual ni el nombre han traducido como muestra rampante de pereza intelectual y de entreguismo a lo foráneo, que no contribuye a nada ni con nada . Ya la fiesta de las "Velitas" se está convirtiendo en un pretexto para un jolgorio más y las "Novenas Decembrinas " hace mucho rato que se volvieron "ridículas " y sin gracia para los niños. Ahora, nos gastamos ingentes cantidades de kilovatios iluminando zonas de la ciudad al mas puro estilo norteamericano, con resultados realmente extraordinarios pero que son, mas que una muestra de fervor religioso, un alarde de poder económico que hace la clase emergente en forma ostentosa y dilapidante.

Nos volvimos una sociedad "entreguista" y entregada. Todo importa poco y poco importa algo en esta ciudad que se ha convertido en una verdadera Torre de Babel moderna, donde cada cual se preocupa solo por si mismo y lo que le atañe. La ciudad se ha tornado violenta, reducto de sicarios y la vida humana a perdido su valor en forma verdaderamente alarmante. Donde el silencio y la permisividad es el camino mas cómodo a seguir y donde el futuro no tiene importancia, siendo el presente lo único que interesa y mueve. Parece que la ciudad tiene destruido su Yo y solo vive con su Ello y que el Super Yo ya fue borrado de los parámetros formativos de la comunidad barranquillera.

¿Culpables? Somos todos los barranquilleros que fuimos entregando el mando, la dirigencia, a otros que daban cualquier cosa por ubicarse en los sitios de importancia de la ciudad. Fuimos pasando, como jugadores de Balompié, la pelota disimuladamente, de "taquito", a los que esperaban turno para infiltrarse en los puestos que no son endosables pues son parte del espíritu, del formato, de la identidad de una ciudad.

No quiero ser pesimista, pero tal como están las cosas, el panorama futuro de esta ciudad se ve negro. La Juventud, única tabla de salvación con la que se podría contar para conducir nuevamente a Barranquilla por los caminos del progreso, está también presionada por la sociedad de consumo. Respira los aromas del éxito económico a cualquier costo. Aguza sus oídos solo para los cantos de sirena del monstruo alucinante y la mayoría de los pocos que logran salvarse de esta hecatombe, son hábilmente llamados por la atrayente comodidad de un buen sueldo, un buen ambiente y una agradable tranquilidad en otra parte.

Pero no podemos callar. Nuestro deber es seguir redoblando el tambor, seguir pensando, tal vez como el Ingenioso Hidalgo, que lo mas importante es el ejemplo, que algo queda de una vida honesta y que el carácter de Barranquillero es la mejor herencia que podemos dejarle a nuestros descendientes.